Agua de flor que vase resbalando
con el sigilo de una lágrima alba;
agua de flor en pétalo de malva,
flor en botón apenas germinando.
Agua de flor, estrella sollozando
en el candor del éter infinito;
flor de cristal, estrépito inaudito
de un corazón que estalla agonizando.
Inmóvil va la luz y sin premura
un haz de sombras fatuas la rodean,
la acosan, la persiguen, la desean;
pero el imperio de la luz perdura.
Una mirada vaga y de reojo,
como capa inconsútil de la noche,
presencia desolada de un antojo
inmerso en lo imposible del reproche.
Agua de flor visible que serpea
por las laderas de la audaz montaña,
unánime desdicha que se ensaña
y cual gaviota apenas aletea.
Nube gualda en rubor que palidece
tras el espeso surtidor del viento;
presagio diminuto de un aliento
que al cuepo entero en vértigo estremece.
Ola del mar al filo de la costa
que en su reflujo mágico renace;
dolor que en el martirio se complace
sobre la red de engaño en que se aposta.
Oprobio oscuro y gris; pero encendido
atalayando quejas que se ahogan,
gemidos infiltrados que desfogan
en dardos crepitantes su sonido.
Ineficaz efigie destrozada
a la mitad de mi contorno ardiente,
sangre que huye de mí por la vertiente
de una ilusión ilusa y desgastada.
Agua de flor, de yedras inconstantes,
muralla fragmentada de la luna,
menhir atribulado, mansa duna,
rimero de luceros y diamantes.
Espacios agotados de presencias,
vacuos valles y densas avenidas;
augurios del dolor en las heridas
del llanto sincopado de excrecencias.
Agua de flor, de nubes, transparencias,
transparencias incógnitas de fuego,
respuestas inaudibles ante el ruego,
agua de flor quemando las conciencias.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC
No hay comentarios:
Publicar un comentario