Ha vuelto, OPERACIÓN TRIUNFO. Y es que aunque sea algo que se repite todos los años, no me va a dejar de poner de muy mal humor que una formula tan utilizada y quemada nos sea vendida como si hubiera sido el descubrimiento mas maravilloso del todo el siglo XXI.
Este año Telecinco pretende hacernos creer que el producto ha sido renovado, pero aunque hayan cambiado el escenario y al director de la academia (enhorabuena Ángel Llacer, supongo). El en fondo el caramelo sigue siendo el mismo pero con otro envoltorio. Un grupo de chicos que la mayoría no pasa de los treinta años y que casi ninguno es feo, son encerrados en una casa para que aprendan a hacer algo que la mayoría no saben, cantar, y mientras a los espectadores nos revientan los tímpanos escuchando las insufribles voces de unos personajes elegidos por un jurado capitaneado por Noemi Galera y Risto Mejide, sin duda lo mejor de programa, aunque ya empiece a cansar.
Sin embargo, he de reconocer que aunque sea en pequeñas dosis si que me dió por ver un poco esa "peazo" de gala que me devolvió la fe en la humanidad,aunque solo sea de forma banal y poco efectiva. Cual fué mi sorpresa cuando entre ese elenco de estereotipos para todos los público y edades se encontraba una chica de mi pueblo, Noelia, a la cual debo decirle que ahora si que tiene motivos para ir de diva y no como hace unos años cuando no era nadie y se paseaba por el pueblo con aires de grandeza. De todos modos, Noelia te deseo muchisima suerte y ojalá no te echen la primera (no creo porque hay que reconocer que realmente cantas bien).
Para acabar me gustaría hacerles llegar una pregunta a los productores de este "maravilloso" programa: ¿No era suficiente ya con cinco ediciones?
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